De acuerdo con la International Data Corporation (IDC) se espera que la inversión en Internet de las Cosas (IoT) en 2019 alcance los USD 745 billones, es decir, un incremento del 15.4% con respecto al año anterior. Igualmente, se espera que el gasto mundial en temas relacionados con IoT presente un crecimiento constante en los años siguientes, llegando a superar la marca de USD 1 trillón en 2022.
Sin embargo, en la actualidad no existe ninguna tecnología que sea capaz de soportar el número de usuarios y la cantidad de datos que serán transmitidos a razón del IoT en el futuro. La existencia de redes que permitan generar grandes transferencias de datos traería consigo un desarrollo exponencial de las soluciones y beneficios que ofrece el IoT.
Ante este reto, algunos expertos han señalado que los satélites podrían ser un medio para la creación de una red y de una infraestructura global para IoT. Estos dispositivos permitirían ofrecer una red global sin puntos ciegos, capaz de transmitir sets de datos pequeños o grandes por medio de una sola estación. Dichas plataformas permitirían, por ejemplo, conectar los datos recolectados durante envíos intercontinentales con las centrales de operación, sofisticando la trazabilidad de los envíos.
La utilización de satélites como medios para la creación de una red global unificada y asequible supondría un nuevo marco de barreras regulatorias para su utilización. No obstante, de ser superadas, la red global potenciaría los beneficios del IoT al máximo.