¿Puede el IoT salvar los bosques lluviosos?
En el contexto del cambio climático, el IoT podría convertirse en una de las herramientas más eficaces para disminuir la deforestación.
De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), 31% del área terrestre del planeta se encuentra cubierta por bosques. Estos ecosistemas generan más de 13.2 millones de trabajos directos y 41 millones de trabajos indirectos alrededor del mundo. Sin embargo, en los últimos años, las cifras de deforestación legal e ilegal han escalado. Se calcula que anualmente se pierden cerca de 75.000 km2 de bosques, esto es, el equivalente a 27 campos de fútbol por minuto.
Esta problemática es especialmente preocupante en el caso de los bosques lluviosos, ecosistemas que albergan a cerca del 80% de las especies de flora y fauna documentadas hasta la fecha. Además, se calcula que estos sistemas son responsables de la producción del 40% del oxígeno que respiramos día a día. No obstante, en los últimos 40 años, los bosques lluviosos han pasado de ocupar el 14% del área terrestre del planeta a estar presentes en tan solo el 6%, lo que equivale a 140.000 km2 anuales. De acuerdo con diferentes organizaciones ambientalistas, la deforestación de estos hábitats es responsable del aumento anual del 20% en la emisión de gases de efecto invernadero.
Si bien las acciones gubernamentales y documentos como el Acuerdo de París buscan reducir las tasas de deforestación, la tala ilegal de árboles sigue siendo una de las mayores preocupaciones en el cuidado del medio ambiente. En este contexto y en el marco de la Revolución 4.0, se han propuesto diferentes iniciativas que buscan, no solo recopilar información que permita comprender el comportamiento dentro de estos ecosistemas, sino, además, ayudar a salvarlos.
Una de estas propuestas es la ubicación de sensores capaces de detectar los patrones atmosféricos de los bosques lluviosos. Dentro de los datos recopilados por estos dispositivos, se encuentran la existencia de contaminantes del aire como CO2, NO2, O2, CO y N4. Algunos dispositivos cuentan con cámaras-trampa con el fin de detectar el paso de animales. Estas herramientas se conectan a redes inalámbricas, facilitando la recopilación y análisis de los datos por medio de la nube.
En el caso específico de la lucha contra la deforestación, se han creado sensores que son camuflados en zonas de alta incidencia de tala ilegal. Una vez un árbol que cuente con un sensor camuflado sea talado, se envía una alerta a las autoridades locales para que puedan reaccionar con prontitud. No obstante, una de las estrategias más novedosas en este campo ha sido la adecuación de dispositivos de audio para detectar tala y caza ilegal. Esta propuesta se basa en la utilización de smartphones usados que son capaces de reconocer los sonidos característicos de la tala (motosierras o maquinaria pesada) y que envían alertas a las autoridades. Dentro de las ventajas de esta iniciativa se encuentran su bajo costo, la reutilización de RAEE y que los sensores no son susceptibles a la cambios de luz, característica fundamental para prevenir la tala ilegal en las noches.