El internet de las cosas es una realidad que ya lleva unos años entre nosotros. De hecho, se ha implantado en multitud de aparatos que usamos a diario.
Hace referencia a la interconexión digital de los objetos que usamos en nuestra vida cotidiana. Con esto queremos decir que mantienen más parámetros de conexión con la Red y con otros objetos electrónicos que con las personas.
Hoy en día, cualquier dispositivo que pueda conectarse a Internet a través de una red WiFi o, en su defecto, a otro aparato mediante Bluetooth que ofrezca este tipo de conectividad, es considerado como perteneciente al internet de las cosas. Por ejemplo, solo tienes que pensar en wearables tan sencillos como la pulsera de actividad Xiaomi Smart Band 6 , que recoge datos a través de sus sensores (distancia recorrida, velocidad, calorías consumidas…) y los envía a un teléfono móvil al cual permanecen conectados vía Bluetooth.
Puedes revisar toda esa información más detalladamente a través de una app y, en base a ella, la aplicación brinda consejos de entrenamiento y de salud para mejorar el rendimiento y el bienestar.
El control de la salud es, sin duda, uno de los aspectos en los que el internet de las cosas resulta más útil. Otra prueba de ello la ofrecen las básculas inteligentes , que son capaces de proporcionar multitud de datos muy valiosos. Hablamos, por ejemplo, del porcentaje de grasa corporal, de la masa ósea, de agua o la edad metabólica. Esta tecnología incluso nos ha permitido cocinar de forma más saludable y sencilla, como demuestran las freidoras de aire sin aceite conectadas .
El internet de las cosas también ha llegado al universo de los interruptores de luz . Esto permite que, a través del móvil o de un asistente virtual, sea posible encender y apagar las luces, cambiar su color o regular la intensidad lumínica. También está presente en el de los cubos de basura , lo que permite saber cuándo la bolsa está llena, se sella y reemplazar automáticamente. Todo gracias a unos cuantos sensores y a una pequeña batería.
Otro elemento indispensable para disfrutar de un hogar conectado es un frigorífico inteligente como este Samsung Side by Side . ¿El motivo? Más allá de su gran capacidad, permite registrar los alimentos introducidos para una mejor gestión. Algo muy útil al hacer la lista de la compra y no adquirir de más ni de menos. Por su lado, los termostatos inteligentes activan el sistema de calefacción o aire acondicionado del hogar si esta desciende o sobrepasa un valor predeterminado (la temperatura de confort). Sin duda, la forma ideal para ahorrar energía, proteger el medioambiente y gastar menos.
En resumen, con una conexión a Internet WiFi y un teléfono móvil, podemos abrir puertas de garaje, encender bombillas a distancia, bajar, subir y bloquear las persianas o, literalmente, llevar a cabo cualquier otro proceso de forma automatizada… siempre que contemos con el dispositivo conectado adecuado. Evidentemente, nos hemos dejado muchos ejemplos en el tintero (zapatillas inteligentes que miden estadísticas de carrera, sensores para el jardín que activan los sistemas de riego, balizas informativas…), pero es que el internet de las cosas ha llegado a tal punto de implantación que era imposible citarlos todos. Pero estamos seguros de que has podido hacerte una idea bastante aproximada de qué es, para qué sirve y cómo ha sido capaz de cambiar nuestra vida.