Internet de las Cosas ayuda ante futuras crisis sanitarias

Internet de las Cosas ayuda ante futuras crisis sanitarias

El Internet de las Cosas (IoT) cobra fuerza en el sector de la medicina como una solución para monitorear a pacientes a distancia, sin salir de casa.

La gestión de los hospitales de campaña que durante la crisis del coronavirus tuvieron que ser montados de un día para otro para atender a todos los afectados por el virus, supuso una oportunidad para que la tecnología demostrara sus grandes posibilidades. En Madrid, en el hospital de campaña de Ifema, la compañía especializada en IoT (Internet of Things), Sigfox, instaló 1.800 botones conectados que permitían la comunicación entre pacientes y personal médico con un consumo energético bajísimo y sin instalaciones complicadas. Por su parte, Cellnex proporcionó todo un sistema de sensorización inteligente a las instalaciones desplegadas en Ifema y Fira de Barcelona. A través de una red de IoT y con los dispositivos desplegados, se estableció un sistema que permitía controlar y regular automáticamente aspectos como la temperatura o la calidad del aire en las instalaciones, mejorando la estancia de las personas acogidas allí.

 

«Hemos visto cómo en pocos días se desarrollaban respiradores con ayuda de la impresión 3D y cómo el Internet de las Cosas permitía su conexión en tiempo real con el cuadro médico que debía tomar decisiones. Todo ello, no hubiese sido posible sin el desarrollo de tecnologías como IoT, Edge Computing, VPN, sincronización de dispositivos, etc. Por tanto, creemos firmemente que en tecnología hemos avanzado en unos meses lo que en condiciones normales hubiésemos tardado años en hacer. Del mismo modo, esta transformación se puede hacer extensiva a aplicaciones concretas como la Inteligencia Artificial o el Internet de las Cosas. Ante la crisis sanitaria que vivimos y la importancia de buscar soluciones y respuestas rápidas, se agudizó el ingenio y la colaboración entre compañías, y entre empresas y la Administración: todos pusimos nuestro conocimiento y aplicaciones tecnológicas al servicio de la salud. En este sentido, esta crisis ha servido para poner de manifiesto la importancia de las tecnologías como IoT. Ahora somos más conscientes de su necesidad», explica Juan José González Bermejo, director de nuestra Unidad de Negocio Smart & IoT.

 

Los expertos coinciden en que no se ha explotado todo lo posible el Internet de las Cosas durante la pandemia, pero se han sentado las bases para acelerar el desarrollo del llamado Internet of Medical Things (IoMT), o lo que es lo mismo, el IoT aplicado a la salud. «Todo lo que tiene que ver con la sensorización en el sector de la salud ya existía, pero nos hemos dado cuenta de que en el futuro va a ser más necesario. Esta afirmación cobra sentido al ver que todas aquellas tecnologías que funcionan para la medición y monitorización de pacientes son casi imprescindibles, ya sea en hospitales, como en residencias o en los propios hogares», apunta Miguel Ángel Sánchez, director del Máster en Industria 4.0 de UNIR.

 

El Internet of Medical Things o Internet de las Cosas Médicas se definiría como la tecnología basada normalmente en un conjunto de sensores que permite monitorear, informar o alertar sobre asuntos médicos y a su vez proporcionar a los profesionales de atención médica datos reales del paciente con el objetivo de identificar posibles problemas.

 

«Este tipo de sistemas pretenden ayudar a los sistemas sanitarios y podrían haber sido útiles en lugares como las residencias, que durante unos meses se han visto saturadas. Ahora también pueden ser de gran utilidad en los hogares, permitiendo a los profesionales hacer un seguimiento de los pacientes desde sus casas, evitando que se vuelvan a colapsar los hospitales. Por ejemplo, si recomiendan quedarse en casa a un paciente con fiebre, mediante un wearable se le puede medir la temperatura constantemente, teniendo acceso a esa información en tiempo real y evitando que acuda al médico. Habló de temperatura y wearables, pero los sensores se pueden colocar en cualquier parte, cualquier elemento puede ser inteligente», añade Miguel Ángel Sánchez.

 

Para que la información recogida por sistemas y sensores tenga utilidad, es importante que después pase a manos de los sistemas de inteligencia artificial y big data. «Estas tecnologías como la IA o el big data, que hacen uso de la información recogida de los diferentes elementos sensóricos o sistemas (redes sociales, personas, dispositivos, etc.) están ayudando al análisis y a dibujar patrones de comportamiento con el objetivo de mejorar dos aspectos clave: La predicción de cambios que se pueden producir y la capacidad de resiliencia ante nuevas situaciones. Éste es un proceso que mejora los resultados del análisis de forma constante y lógicamente, tan sólo en fases más avanzadas, donde se disponga de más información en volumen y valor relevante, nos permitirán afirmar con certeza si será viable y efectiva la predicción de una crisis de estas magnitudes y conocer así el valor real con el que el IoT habrá contribuido», añade González Bermejo.

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